Crematorio es fantástica, y si quieres cambiar de registro, pero no brutalmente, está muy bien, porque el tono es negro, pero la estructura y la voz son muy audaces, nada que ver con los resortes de género, es altísima literatura. Y por seguir con lo negro, pero con un toque muy diferente, las novelas de mi querida Marta Sanz (“Un buen detective no se casa jamás” tiene con “Crematorio” una ambientación común) son un buen cambio de tono, muy femenino e introspectivo. Además, Marta es un encanto de mujer, pura simpatía, y se merece que todo el mundo la lea y la admire, he dicho.
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